Por: Sergio Rengifo Caicedo
Cumplidas las votaciones de las consultas presidenciales el pasado 13 de marzo, arrancó en forma la carrera por la Primera Magistratura para 2022. Y aunque este primer round no despeja del todo la incertidumbre que se vive en el país por la llegada de un nuevo gobernante, lo cierto es que, sea quien sea el próximo Presidente, tendrá que tener una visión a largo plazo que permita que los colombianos vivan bien entendiendo los límites planetarios. Yo propongo revisar la Visión 2050 del World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) para comenzar y afrontar cinco retos mayúsculos en el empeño de alcanzar una Colombia verdaderamente sostenible.
El WBCSD y sus capítulos regionales como CECODES, capítulo colombiano, asumieron como eje de acción la Agenda 2030 de la ONU y la Visión 2050 como hoja de ruta empresarial, la cual se debe trabajar a través de cinco criterios clave: Cero Emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero (GEI); Objetivos ambientales ambiciosos; Compromiso con los Principios Rectores de Derechos Humanos; Apoyo a la Inclusión, Diversidad e Igualdad; y Operar al más alto nivel de transparencia. Estos aspectos enmarcan los compromisos mínimos que se deben desarrollar según la Visión 2050 del WBCSD para que podamos vivir bien dentro de los límites planetarios. Aunque estos criterios han sido acogidos por el sector privado en todo el mundo, vale la pena que nuestro próximo gobernante los tenga en cuenta como hoja de ruta en la agenda política para hacer frente a los grandes desafíos globales: la emergencia climática, la pérdida de la biodiversidad y la desigualdad.
Frente a las Cero Emisiones de GEI, el Presidente Iván Duque, durante la pasada COP 26, dejó un mensaje claro: “Colombia representa 0,6% de las emisiones de gases efecto invernadero; Colombia es, también, uno de los 20 países más amenazados por el cambio climático. Por esa razón, hemos asumido un reto grande: reduciremos en 51% las emisiones de gases de cara al año 2030 y alcanzaremos, para 2050, el carbono neutro”. Para honrar ese compromiso debemos tener en cuenta que la mayoría de los GEI en Colombia provienen de la agricultura, el sector forestal y el uso del suelo. Por esta razón, la tarea debe apuntar a detener la deforestación, mejorar la productividad agropecuaria, electrificar el transporte público, incrementar significativamente las energías renovables, y diversificar la producción hacia bienes más limpios y de mayor valor.
Los Objetivos Ambientales Ambiciosos se convierten en una oportunidad clave para Colombia, uno de los territorios más biodiversos en el mundo, pero también uno de los más amenazados por el cambio climático. Si a lo anterior agregamos el conflicto armado, el narcotráfico y la minería ilegal, la conclusión es que se debe actuar ya, de manera decidida, para revertir el daño causado y recorrer una senda positiva para la naturaleza. Basta mencionar que, en febrero pasado, más de 86.800 hectáreas se vieron afectadas por incendios forestales, particularmente en los departamentos de Vichada, La Guajira, Caquetá, Córdoba y Bolívar. El llamado es a actuar a favor de la naturaleza. Para ello, la tecnología y la producción del campo deben ir de la mano, combatir el narcotráfico y la minería ilegal debe ser prioridad, y el desarrollo regenerativo debe ser la piedra angular de las acciones del gobierno.
La promoción y el respeto por los derechos humanos son imprescindibles para que la sostenibilidad sea real. El derecho a la vida, el acceso a las oportunidades, la paz, la educación para todos, son algunos de los 30 principios que la ONU reconoce y obliga a su cumplimiento. Me gusta hacer hincapié en los aspectos financieros, donde se debe fomentar la iniciativa privada y la formalidad, y en otros aspectos críticos en el entorno del país como la seguridad, el derecho al trabajo y a la remuneración equitativa, el descanso y tiempo libre, y la vida cultural. Existen brechas abismales, como lo muestran las cifras y lo confirman las protestas. Nuestro próximo Presidente debe poner atención a este tema en todas las dimensiones que se requieren.
La Igualdad, Inclusión y Diversidad hacen parte de algo que ya he mencionado: las oportunidades. Se requiere una oferta amplia que permita acceso indiscriminado a los jóvenes, adultos mayores y mujeres. Además, se necesita el desarrollo de infraestructura y transporte público pensado en beneficio de toda la población, y ajustes urgentes en materia de seguridad social (salud y pensión) para ampliar cobertura, eficiencia y asegurar su sostenibilidad. No podemos seguir observando con indiferencia cifras como las que reportó el DANE en abril de 2021 cuando 3,6 millones de personas ingresaron a la condición de pobreza y 2,78 millones a la condición de pobreza extrema. Para ello, los Negocios Inclusivos son un concepto empresarial relevante para aplicar desde la gobernabilidad de nuestro país, con la certeza de que permitirá reducir la pobreza y cerrar las brechas de desigualdad.
Finalmente, cuando se habla de Operar al más alto nivel de transparencia, la referencia explícita es a la lucha contra la corrupción. Este tema, recurrente en los debates presidenciales, exige pasar de la retórica a la práctica y para ello las instituciones deben dar cuenta a los ciudadanos sobre su gestión social, ambiental y de gobierno corporativo, como las empresas bien lo realizan con los asuntos ASG. En 2021, de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, Colombia ocupó la posición 87, con un puntaje de 39 sobre 100. Pero, ¿cómo acabar con ese desangre que padece Colombia desde hace décadas? Adoptar un estatuto anticorrupción con dientes y celeridad en las investigaciones contribuye a reducir notoriamente la impunidad. Además, empoderar a los ciudadanos para exigir transparencia y fomentar su participación en ejercicios de rendición de cuentas a todo nivel, inhibirán el actuar y los escenarios ocultos de los corruptos.
Al considerar estos retos, debemos prestar mayor atención a los planes de gobierno de cada candidato presidencial, lo cual nos ayudará a tomar las mejores decisiones. Nuestra convicción radica en que la base de la sostenibilidad son los buenos seres humanos. Desde CECODES nos ponemos a disposición del próximo gobernante para transferir conocimiento, poner en práctica herramientas, y adelantar programas y proyectos sostenibles. Es hora de transformar la manera en que tomamos decisiones y hora de actuar para capitalizar las oportunidades que se derivan del desarrollo sostenible. Los invito a que, de manera propositiva, pongamos en práctica la Visión 2050 y estos cinco criterios, y hagamos de nuestro país una nación verdaderamente sostenible.