Por: Sergio Rengifo Caicedo
La desigualdad tiene un espacio significativo en el escenario mundial ya que la brecha es cada vez mayor entre aquellos que tienen más oportunidades y las poblaciones vulnerables. Las disparidades sociales han generado estallidos sociales en diversos lugares del mundo, siendo la región latinoamericana una de las más afectadas. El accionar de las empresas frente a este desafío no es nuevo y desde hace varios años han surgido conceptos y paradigmas empresariales que le permiten a la empresa aportar al fin de la pobreza por medio de una visión de negocios sostenibles. Recuerdo cuando en el año 2007 tuve la oportunidad de traer el concepto de Negocios Inclusivos a Colombia junto con el equipo CECODES, y las organizaciones comenzaron a desarrollar proyectos con todo el ánimo de llamarse Negocios Inclusivos, pero que no tenían las características necesarias para serlo.
A veces el desafío puede estar en una visión parcial de la realidad del negocio y cómo puede ser estratégico abordar este tipo de conceptos. En respuesta a este desafío , nuestra casa matriz, el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) lanzó el documento titulado “Hacer frente a la desigualdad: una agenda para la acción empresarial” donde presenta un marco integral para que las empresas aborden este desafío y contribuyan a una sociedad más equitativa.
El documento describe varias estrategias viables que las empresas pueden adoptar para abordar la desigualdad, sin importar el sector o mercado donde se desarrolle y teniendo el respeto por los derechos humanos como centro de la estrategia. En primer lugar, enfatiza la importancia de la creación de trabajos y oportunidades económicas para todos, donde se incluye la diversidad y la inclusión dentro de la fuerza laboral, garantizar igualdad de salarios y brindar oportunidades para el crecimiento y desarrollo profesional. En segundo lugar, el documento destaca la importancia de la gestión responsable de la cadena de suministro donde las empresas deben garantizar que sus proveedores se adhieran a prácticas laborales éticas y proporcionen salarios y condiciones de trabajo justas. Lo anterior permitirá la redistribución de valor justo en toda la cadena. En tercer lugar, las empresas deben mejorar el acceso a productos y servicios para todos al aprovechar sus recursos y experiencia para marcar una diferencia tangible, mejorar la vida de las poblaciones vulnerables y reducir las disparidades que contribuyen a la desigualdad. Finalmente, no podemos dejar de lado la acción empresarial alineada a un gobierno fortalecido con instituciones que habilitan la acción sostenible y que juntos cumplen objetivos. Las empresas tienen el potencial económico y experiencial de acompañar al gobierno en este camino.
En conclusión, el documento del WBCSD presenta un marco poderoso y pragmático para que las empresas aborden la desigualdad. Al reconocer la importancia de la visión holística que les permitirá contribuir activamente a la construcción de un futuro más equitativo e inclusivo. Por esto desde CECODES nos hemos propuesto evidenciar y visibilizar la relación que tiene la acción climática, la acción por la naturaleza y la acción por la equidad, entendiendo que cada decisión o acción que tomemos tendrá un impacto en la sociedad y que puede exacerbar o apaciguar la creciente desigualdad a la que nos enfrentamos.