Por: Sergio Rengifo Caicedo
La palabra estrategia está cargada de un significado complejo y antiguo. Se dice que la primera vez que se escuchó hablar de este concepto fue en el libro “El arte de la guerra” de Sun Tzu, estratega y filósofo chino. Este concepto se deriva de la palabra griega stratos (ejército) y ag (dirigir). Hoy en día, la palabra va mucho más allá de la guerra y las tácticas militares que se desarrollan para lograr un objetivo. Según mi experiencia empresarial he visto cómo las organizaciones han implementado esta palabra para cumplir con sus objetivos organizacionales y dos partes fundamentales de ello son los procesos y las métricas, para conocer qué hacemos y cuáles son los resultados de ello. Menciono esto ya que en mi anterior columna hable de la estructura y la gobernanza como uno de los obstáculos ocultos de la sostenibilidad a los cuales debemos poner especial atención para tener éxito en nuestra estrategia empresarial y hoy quiero hablar sobre el segundo obstáculo.
Muchas veces me gusta mencionarle a mi equipo de trabajo sobre la importancia de los procesos de la organización y de su respectiva documentación, lo cual nos permite conocer cómo estamos desarrollando las acciones para cumplir los objetivos organizacionales. Adicionalmente, les recuerdo la importancia de hacer mediciones en los diferentes procesos, para mejorar y reorientar la estrategia. Los procesos y las métricas, no son iniciativas nuevas ni tampoco se desarrollaron con la sostenibilidad, al contrario, hace mucho las organizaciones ya vienen trabajando con estos dos enfoques. Anteriormente, el único grupo de interés importante para la organización, eran los inversionistas, dueños o líderes empresariales, por tal motivo alienar la sostenibilidad con estos grupos de interés, es un reto mayor teniendo en cuenta que este enfoque de negocio tradicional lleva muchos años.
En este sentido, quiero invitar a los diferentes grupos de interés y muy especialmente, a los directivos y tomadores de decisiones de las empresas, a hacer lo que mejor saben hacer, pensar fuera de la caja. Porque si la estrategia de negocio, los procesos y las métricas siguen en el mismo enfoque de negocio tradicional, los obstáculos para tener verdaderos negocios sostenibles serán enormes y no lo lograremos. Es importante en este enfoque tener claridad y comprender los riesgos y oportunidades que tiene la empresa, en este sentido quiero resaltar la importancia que tiene el Task Force de Inversión Responsable, del cual CECODES hace parte. Debemos llegar a un punto donde los informes ESG tengan procesos claros y métricas comparables para que la sostenibilidad sea posible, en Colombia, la región y el mundo. Siempre me gusta resaltar el trabajo del WBCSD y el de sus capítulos regionales para aterrizar las herramientas y publicaciones creadas desde nuestra casa matriz y adaptarlas a un contexto local.
Solo para poner un ejemplo, los Indicadores de Transición Circular (CTI, por sus siglas en inglés) creados por empresas para las empresas, buscan entregar una metodología para ayudar a todas las organizaciones a cuantificar el impacto de las estrategias de circularidad en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Los indicadores propuestos son simples, consistentes, completos, flexibles, complementarios y neutros para que todas las empresas puedan hacer uso de ellos. Aquí hablamos de un proceso estandarizado para todos, donde debemos comenzar por determinar los límites, seleccionar los indicadores (métricas que algunas empresas del mundo ya están utilizando) para identificar de dónde se obtienen los datos y recopilarlos. Con lo anterior, se deben realizar los cálculos, interpretar los resultados para identificar oportunidades y planificar los siguientes pasos para actuar ahora. Es un proceso que se puede aplicar en todo el mundo y seguramente aprender compartiendo entre todos.
Respecto a las métricas, los CTI ofrecen indicadores globales, tomados y probados por distintas empresas para entender cómo estamos aportando a la solución de uno de los más grandes desafíos mundiales, la emergencia climática, a través de estrategias de circularidad. Así como está, he puesto en práctica distintos procesos con métricas claras que empresas en el mundo y en Colombia han utilizado y creo firmemente en que, aunque no todos los contexto son idénticos, la experiencia puede enseñarnos a seguir actuando para transformar empresas que mejoren vidas. Por esto, les pido que pongan especial atención en sus procesos y métricas e identifiquen si están alineados con el concepto de sostenibilidad para que continúen siendo parte del desarrollo sostenible local y mundial.